Amada mía, atrévete a darte una nueva oportunidad, sin importar los errores cometidos, ni los fracasos vividos. Hoy te pido que te perdones.
No importa la falta y los fracasos de ayer. Te extiendo mi mano para ayudarte a salir de esa prisión que tú misma te has construido y que no te deja vivir lo nuevo.
Cuando le pediste perdón al Señor, El ya te había perdonado y al hacerlo, olvidó e inmediatamente te colocó en un lugar mejor del que perdiste al pecar.
No sigas trayendo a memoria tu vida pasada. No sigas mirando atrás ni trayendo tu pasado al presente que El te regalo; no continúes acusándote, ni cogiéndote lastima.
Las cosas viejas pasaron. El ha hecho cosas nuevas para ti y sus misericordias son nuevas cada día. Empieza hoy a mirarte como El te mira y vive lo nuevo que tiene para ti.
Cree en las promesas que son para ti por la Sangre derramada de su Hijo.
Levántate y declara: Cristo vive en mí, soy una nueva criatura, las cosas viejas pasaron y ahora todo es nuevo en mi vida.
Por: Rosalía Jiménez.
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