miércoles, 9 de febrero de 2011

Tener un caracter firme



Voy a empezar este devocional explicando brevemente sobre la vida de José de Génesis 37; José fue un adolecente muy amado por sus padres, y muy odiados por sus hermanos, vivía de una forma muy sencilla y siempre debajo de la falda de Jacob.
José pasó muchas dificultades y cada una de ellas le enseñaron y le fortalecieron su carácter.
Ahora, vamos a ponerlo de este modo, imaginemos que sus padres son donde nos refugiamos y que los hermanos de José son aquellos impedimentos o dificultades que nos enfrentamos en la vida y debajo de la falda supongamos que es el miedo a lo exterior o a lo desconocido.
Nuestro carácter diariamente es educado o más bien preparado, según vayamos identificando aquello que nos impide alcanzar un objetivo o nos vamos despojando de nuestros miedos.
En muchas ocasiones para que el carácter vaya mejorando, suceden muchos acontecimientos en nuestra vidas, lloramos, nos desanimamos, muchas veces nos rendimos y llega un momento en que nos preguntamos; ¿Será que yo serviré para algo? ¿Habrá algún propósito en mi vida? ¿Se habrá olvidado Dios de mí?
No hay nada más difícil que levantarse cuando aceptamos la derrota, o adora a Dios, cuando estamos en las pruebas y dificultades, y tenemos la  idea errónea de decir: Dios no me escucha o me ha dejado solo, y es que no solo los momentos buenos son de ayuda, también en los momentos malos hay algo que aprender.
Nuestra mente es un campo de batalla, donde nos bombardean pensamientos de todos tipos, buenos y malos, y es hay cuando debemos de tomar una decisión firme y verdadera de seguir hacia delante, sin mirar atrás y confiar en que Dios nos va guiando y haciendo un carácter mejor en nuestra forma de ser.
Así que deja que Dios forme un carácter en ti, no importa la situación que estés pasando, preséntasela al Todopoderoso y déjate llevar, y veras cuan hermoso es lo que Dios te esta preparando.
“Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” 2 corintios 12.10

 Ana R. Amezquita

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