miércoles, 27 de julio de 2011

El mercader





En una ocasión un mercader cristiano de Armenia llevaba sus mercancías por caravana a través del desierto a un pueblo en la Armenia Turca. Habiendo sido levantado en un hogar cristiano, él había formado el hábito de orar diariamente entregándose en pleno en las manos de Dios.


Para esos días el país estaba infestado de bandidos que se dedicaban a robar las caravanas. Una de esas banda había estado siguiendo al mercader cristiano con la intenciones de robarle en cuanto acamparan.


Esa noche, y bajo el amparo de la oscuridad, se acercaron. Todo estaba muy tranquilo. No parecía haber guardias, pero cuando se acercaron, los bandidos quedaron asombrados, pues unas paredes muy altas, que nunca habían estado allí rodeaban la caravana.


La próxima noche se acercaron y allí estaban aquellas paredes inexpugnables. La tercera noche las paredes estaban allí, pero habían brechas en ellas y por ahí los bandidos penetraron al interior.


El capitan de los ladrones aterrorizado por el misterio, despertó al mercader. ¨¿Que quiere decir esto?¨, preguntó. ¨Desde que salieron al desierto le hemos estado siguiendo tratando de robarles.
La primera y segunda noche encontramos paredes muy altas alrededor de la caravana, pero esta noche hemos entrado por brechas dejadas en las paredes¨. Si nos dice el secreto, no le molestaremos.


El mercader le dijo: ¨Mi amigo, lo único que hago es orar a mi Dios todas las noches y me entrego a El y entrego todos los que van conmigo. Confió en El plenamente para librarme de todo mal, pero esta noche estaba tan cansado que sólo hice una oración a medias. A eso se debe que ustedes hayan podido entrar.


Los bandidos quedaron tan conmovidos por tal testimonio que allí mismo todos se entregaron al Señor Jesucristo y fueron salvos. De ladrones de  caravanas ellos vinieron a ser hombres temerosos de Dios. El mercader armenio jamás se olvido de aquellas brechas en la pared de oración.


La oración debe ser un habito de vida...


De: El libro ¨La ciencia de la oración¨ de Yiye Avila.







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Un día un hombre  tomo la decisión de emprender su propio negocio. Desde pequeño su sueño fue tener una cafetería, pero no cualquiera...