“No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?” 2 Corintios 6.14
En una ocasión una joven cristiana se sentía muy confundida, y le habían sucedido cosas que la hicieron actuar con una actitud de rebeldía.
Decidió relacionarse con un joven no cristianos, bueno ella pensó en su mente, que a lo mejor Dios lo va a cambiar y el seria cristiano.
Resulto que el joven estaba totalmente negado al evangelio, cada vez que ella intentaba invitarlo a la iglesia, el joven le inventaba miles de excusas, le decía que para que congregarse, que el podía ser cristiano sin ir a la iglesia y que para que buscar de Dios si estoy joven.
La joven reflexionaba y se sintió triste, ya que había tomado una decisión que sabia que estaba mal y que la alejaba completamente de Dios.
Ya la joven no iba a la iglesia, se estaba enfriando se había envuelto en las cosas del mundo, el joven poco a poco la estaba sacando de los camino de Dios.
Cada vez que escuchaba a alguien predicar o cuando alguien le daba un tratado, bajaba su cabeza y continuaba su camino, se empezó a sentir sola y amargada.
Hasta que un día Dios le preguntó ¿Por qué te has alejado?, ella respondió: Señor, te vi, me escondí y tuve miedo, me siento muy avergonzada, porque te he fallado.
El Señor le dijo: Sabes, actuaste mal, no préstate atención a las advertencias, te alejaste de mí, olvidaste lo que dice mi palabra, sabes muy bien que todo esta en mis manos y de todo tengo el control.
Una hoja no se cae sin que yo lo permita, ¿Por qué te desesperaste? Aprende hija mía a ser paciente y a ser obediente, a caso no te he dicho que obedecer es mejor que los sacrificios.
Búscame en oración, alábame en espíritu y en verdad y obedece mi palabra, por que yo te daré lo mejor.
La joven obedeció, se alejo del joven, pidió perdón a Dios y regreso a la iglesia.
Que lindo es cuando una pareja tienen las mismas metas, los mismos propósitos y van caminando bajo la guía de Dios…